El pasado 24 de marzo fallecía, a los 88 años de edad, Ismael Arroyo, fundador de Bodegas Ismael Arroyo – ValSotillo, padre y abuelo de las dos generaciones que están actualmente trabajando y haciéndose cargo del negocio.
En septiembre de 1979 Ismael Arroyo veía cumplido su sueño. Acababa de poner en marcha con dos de sus cinco hijos, Miguel Ángel y Ramón, un proyecto que tenía en mente desde hacía tiempo: una bodega elaboradora de vino. Tenía 50 años. Junto a él estuvo siempre su mujer, María Luisa Callejo, apoyando e incluso ayudando en lo que hiciera falta en estos siempre difíciles inicios de un negocio.
Ismael era hijo, nieto y bisnieto de viticultores. Con su padre, Elpidio Arroyo, y su abuelo, Hipólito, había estado desde pequeño trabajando en las viñas, los lagares y la bodega subterránea. Elpidio ganó un concurso en 1948; el diploma lo conserva aún la familia.
En los años 70 la mayoría de los viticultores de la zona elaboraban el vino en la cooperativa de Sotillo de la Ribera. Se vendía a granel, a precios bajos. En toda la región de la Ribera del Duero muchas viñas habían sido arrancadas, por la fuerte emigración de los jóvenes a la ciudad.
Ismael, que siempre había destacado en el pueblo por ser un hombre inquieto, trabajador e innovador -compró la primera cosechadora y el primer tractor de gasolina que se vieron en su pueblo, Sotillo de la Ribera-, empezó a pensar en dar un paso adelante para poner en valor al vino.
Él había observado en sus viajes a otras ciudades que cada vez era más habitual ver vino embotellado en las mesas de los restaurantes. Y se planteó elaborar y embotellar su propio vino. Un proyecto que hizo realidad en 1979, con la primera añada. Sus vinos saldrían al mercado con las marcas Mesoneros de Castilla y ValSotillo.
Fundación de la DO Ribera
Con su iniciativa, Ismael se convertiría en uno de los primeros viticultores que elaboraba y embotellaba su vino en la Ribera del Duero. Un hombre pionero en una época y en una comarca en la que apenas se valoraba el potencial vitivinícola.
También ha sido uno de los fundadores de la DO Ribera del Duero. Pues mientras luchaba por sacar adelante su negocio, se puso a trabajar codo a codo con técnicos, políticos y otros viticultores en la consecución de una denominación de origen para esta zona vitivinícola que contaba con una antigua tradición vitivinícola, pues hay numerosas referencias históricas sobre normativas y comercio del vino en por lo menos una veintena de localidades de la Ribera del Duero.
Ismael estaba convencido de que esta región tenía un gran potencial. Y que se merecía tener una DO, como en otras regiones de España. Ello supondría el respaldo definitivo para los vinos que se estaban elaborando ya en cooperativas y en las incipientes bodegas familiares.
Fueron años de muchas reuniones, gestiones, viajes… Hasta que se logró la aprobación de la DO Ribera del Duero en 1982. Y Bodegas Ismael Arroyo aparece entre las 6 bodegas particulares fundadoras. Creando historia.
Porque esos primeros pasos han sido los cimientos de una región que hoy cuenta con más de 300 bodegas elaboradoras de distinto tamaño y una proyección internacional. Además de proporcionar a la Ribera del Duero un desarrollo económico que pocos podían imaginar en los años 70.
La bodega crece
En 1982 Ismael y sus hijos edificaron una nave con depósitos propios y una embotelladora junto al barrio de los lagares de Sotillo de la Ribera y en el cerro de San Jorge, donde se encuentran excavadas desde los siglos XVI y SXVII todas las bodegas subterráneas del municipio. La idea era utilizar la de Concejo, propiedad de la familia, para realizar la crianza de los vinos.
Es una bodega impresionante, 400 metros de longitud, una profundidad de 30 metros en algunos puntos, temperatura constante 11-12 º C y ausencia de filtraciones de agua. En la entrada, una preciosa galería de arcos de piedra. El lugar perfecto para hacer la crianza. En 1992 la ampliaron con un túnel de 200 metros, que les facilitaba la entrada y salida de barricas y aumentar su número.
Al negocio se incorporó entonces, y una vez finalizados sus estudios de enología, una hija de Ismael, Marisa.
Ya en los años 80 en Bodegas Ismael Arroyo recibieron a los primeros importadores americanos, interesados en probar y empezar a introducir en su mercado unos vinos peculiares, intensos, con mucha fruta y cuerpo, color profundo y gran potencial de envejecimiento en barrica.
Y un poco más tarde empezamos a recibir a los primeros turistas del vino, atraídos por la belleza y singularidad de la bodega subterránea, y por la historia y tradición que destilaba el proyecto vitivinícola de Ismael Arroyo.
Hoy en día se reciben unas 3.000 visitas, la mitad de ellos extranjeros procedentes de 25 países de todo el mundo. La bodega forma además parte del proyecto Ruta del Vino Ribera del Duero.
Actualmente, y tal como deseaba Ismael, una tercera generación está tomando el relevo, con la incorporación de Susana, hija de Ramón.
El mejor homenaje que se le puede hacer a Ismael Arroyo, hombre tranquilo y sencillo, pionero, emprendedor, es mantener su maravilloso legado.